miércoles, 25 de marzo de 2015

El niño que pudo hacerlo!




EL NIÑO QUE PUDO HACERLO...

Dos niños llevaban toda la mañana patinando sobre un lago helado cuando, de pronto, el hielo se rompió y uno de ellos cayó al agua. La corriente interna lo desplazó unos metros por debajo de la parte helada, por lo que para salvarlo la única opción que había era romper la capa que lo cubría.
Su amigo comenzó a gritar pidiendo ayuda, pero al ver que nadie acudía buscó rápidamente una piedra y comenzó a golpear el hielo con todas sus fuerzas.
Golpeó, golpeó y golpeó hasta que con-siguió abrir una grieta por la que metió el brazo para agarrar a su compañero y salvarlo.
A los pocos minutos, avisados por los vecinos que habían oído los gritos de socorro, llegaron los bomberos.
Cuando les contaron lo ocurrido, no paraban de preguntarse cómo aquel niño tan pequeño había sido capaz de romper una capa de hielo tan gruesa.
-Es imposible que con esas manos lo haya logrado, es imposible, no tiene la fuerza suficiente ¿cómo ha podido conseguirlo? -comentaban entre ellos.
Un anciano que estaba por los alrededores, al escuchar la conversación, se acercó a los bomberos.
-Yo sí sé cómo lo hizo -dijo.
-¿Cómo? -respondieron sorprendidos.
-No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo.

sábado, 14 de marzo de 2015

La casa de tus sueños









Un maestro de construcción ya entrado en años estaba listo para retirarse a disfrutar sun pensión de jubilación. Le contó a su jefe acerca de sus planes de dejar el trabajo para llevar una vida más placentera con su esposa y su familia. Iba a extrañar su salario mensual, pero necesitaba retirarse; ya se las arreglarían de alguna manera.

El jefe se dio cuenta de que era inevitable que su buen empleado dejara la compañía y le pidió, como favor personal, que hiciera el último esfuerzo: construir una casa más. El hombre accedió y comenzó su trabajo, pero se veía a las claras que no estaba poniendo el corazón en lo que hacía. Utilizaba materiales de inferior calidad, y su trabajo, lo mismo que el de sus ayudantes, era deficiente. Era una infortunada manera de poner punto final a su carrera.

Cuando el albañil terminó el trabajo, el jefe fue a inspeccionar la casa y le extendió las llaves de la puerta principal. "Esta es tu casa, querido amigo -dijo-. Es un regalo para ti".

Si el albañil hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, seguramente la hubiera hecho totalmente diferente. ¡Ahora tendría que vivir en la casa imperfecta que había construido!

Construimos nuestras vidas de manera distraida, reaccionando cuando deberíamos actuar, y sin poner en esa actuación lo mejor de nosotros. Muchas veces, ni siquiera hacemos nuestro mejor esfuerzo en el trabajo. Entonces de repente vemos la situación que hemos creado y descubrimos que estamos viviendo en la casa que hemos construido. Si lo hubiéramos sabido antes, la habríamos hecho diferente.

La conclusión es que debemos pensar como si estuviésemos construyendo nuestra casa. Cada día clavamos un clavo, levantamos una pared o edificamos un techo. Construir con sabiduría es la única regla que podemos reforzar en nuestra existencia. Inclusive si la vivimos sólo por un día, ese día merece ser vivido con gracia y dignidad.

La vida es como un proyecto de hágalo-usted-mismo. Su vida, ahora, es el resultado de sus actitudes y elecciones del pasado. ¡Su vida de mañana será el resultado de sus actitudes y elecciones de hoy!



Fuente:Extraido del libro La culpa es de la vaca

miércoles, 11 de marzo de 2015

La historia del helecho y el bambu






Un día decidí darme por vencido…renuncié a mi trabajo, a mi relación, a mi vida. Fui al bosque para hablar con un anciano que decían era muy sabio.
-¿Podría darme una buena razón para no darme por vencido? Le pregunté.
-Mira a tu alrededor, me respondió, ¿ves el helecho y el bambú?
-Sí, respondí.
-Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. El helecho rápidamente creció. Su verde brillante cubría el suelo. Pero nada salió de la semilla de bambú. Sin embargo no renuncié al bambú.
-En el segundo año el helecho creció más brillante y abundante y nuevamente, nada creció de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú.
-En el tercer año, aún nada brotó de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú.
-En el cuarto año, nuevamente, nada salió de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú.
-En el quinto año un pequeño brote de bambú se asomó en la tierra. En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e insignificante.
-El sexto año, el bambú creció más de 20 metros de altura. Se había pasado cinco años echando raíces que lo sostuvieran. Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir.
-¿Sabías que todo este tiempo que has estado luchando, realmente has estado echando raíces? Le dijo el anciano y continuó…
-El bambú tiene un propósito diferente al del helecho, sin embargo, ambos son necesarios y hacen del bosque un lugar hermoso.
-Nunca te arrepientas de un día en tu vida. Los buenos días te dan felicidad. Los malos días te dan experiencia. Ambos son esenciales para la vida, le dijo el anciano y continuó…
-La felicidad te mantiene dulce. Los intentos te mantienen fuerte. Las penas te mantienen humano. Las caídas te mantienen humilde. El éxito te mantiene brillante…

Si no consigues lo que anhelas, no desesperes… quizá sólo estés echando raíces…

martes, 10 de marzo de 2015

¿victima o responsable?TU decides



En el Coaching tenemos una forma bastante peculiar e interesante de ver el mundo.
En nuestras vidas pasan cosas, situaciones, acontecimientos que en muchas ocasiones no dependen de nosotros y en otras muchas no son de nuestro agrado. Ante estos hechos muchas veces no podemos hacer nada, pero lo realmente importante es que siempre tenemos la opción de elegir nuestra respuesta. ¿Qué quiere decir todo esto? Pues que ante cualquier situación que nos pase, los seres humanos tenemos la capacidad de elegir si queremos sentirnos víctimas de esta situación o por el contrario responsables.
Nosotros entendemos en Coaching la palabra Responsabilidad del siguiente modo. Responsabilidad viene de respon-habilidad; es decir, capacidad para responder, habilidad para dar respuesta a cualquier acontecimiento.
Vamos a ver esto con un ejemplo. Imaginemos que de repente pasa algo que usted no espera en su vida y que este hecho no es agradable. Puede ser un suspenso en un examen, una mala noticia en el trabajo, tener que anular unas vacaciones, una avería en casa o en el coche… En definitiva cualquier hecho inesperado y no agradable para usted. Ante todo esto tienes dos opciones. Primera: sentirse víctima de lo acontecido, por lo cual tú utilizarás un lenguaje del tipo; ¿por qué a mí?, que mala suerte la mía, ya lo veía yo venir estando como están las cosas, es culpa de la crisis, de mi jefe… En definitiva echarás la culpa a acontecimientos o a personas externas pero nunca será tuya la responsabilidad.
La segunda opción es la siguiente. Ante el mismo hecho que hemos expuesto anteriormente tú puedes decir: bien, esto es lo que ocurre. ¿Qué puedo hacer yo para qué la situación mejore?, ¿y para qué cambie o sea más llevadera?, ¿qué puedo hacer con lo qué está aconteciendo?, ¿cómo puedo aprender de esto para que no se vuelva a repetir? Como puedes ver con este lenguaje te haces responsable de la situación, tomas las riendas de tu vida y te da poder para actuar, para hacer lo que tengas que hacer.
Por tanto a partir de ahora recuerda que en ti está la capacidad de sentirse víctima o responsable de los acontecimientos de tu vida. Y como siempre tú eliges.
(Fuente: Montserrat Hidalgo)